¡De cómo llegue hasta aqui!
Cada vez que comienza un año escolar comparto con mis estudiantes un poco de mi historia. Algunas personas creen erroneamente que lo hago para jactarme de mis logros académicos y personales. Sin embargo, yo comento mi historia por que en muchos aspectos es muy similar a la de mis estudiantes y sus familias. Esta interacción me permite conectarme con la comunidad en una manera muy personal.
Mi historia familiar es un poco complicada y llena de disparates. Haz click en el enlace de abajo para conocer más sobre mí y mi familia. .
Desde hace 15 años, he vivido una vida bilingüe. No solo por el hecho de hablar dos idiomas, si no por dividir mi vida entre dos culturas, dos países, dos estilos de vida. Por eso, cuando me ha correspondido presentar mi currículum vitae en este país, incluyo mi formación académica obtenida en mi país de origen. El adquirir el inglés como segunda lengua lo considero importante por varias razones, entre ellas las siguientes: valorar mi lengua materna, compartir con quienes me he relacionado sobre mi propia cultura: tradiciones, costumbres, historia, …; narrar aspectos familiares, relaciones de pares y situaciones comunitarias que han influido en mi personalidad, en mi carácter, en lo que soy actualmente. El inglés me ha permitido, entre otros aspectos, avanzar en mi formación académica, tener claridad de mis sueños y metas, acceder con seguridad a diferentes empleos, acceder apropiadamente a los recursos de la sociedad. También he podido conocer sobre la historia y cultura norteamericana, sus procesos socioeconómicos, su estructura institucional y algunos aspectos de su marco jurídico, lo cual ha promovido en mí una actitud de convivencia y respeto a la comunidad y a sus propias dinámicas. Esta comunicación intercultural con otras personas ha influido en mi crecimiento personal, tanto en conocimiento de conceptos como en el desarrollo de habilidades, especialmente en el campo de las relaciones interpersonales. He aprendido muchos aspectos y he compartido otros que tenía a mi llegada al país y que, puedo decirlo, se han fortalecido durante todo este tiempo.
Esta personal experiencia de aprendizaje a través del bilingüismo la sigo viviendo en mi función actual como maestra de cuarto grado en una escuela pública. Definitivamente no se pueden separar ambos aspectos—enseñanza y aprendizaje—aunque puedo asegurar que, en este momento, disfruto plenamente el enseñar a partir de un programa de doble inmersión.
Puedo narrar diferentes situaciones en el salón de clases que me han provocado satisfacción o mucho trabajo para influir en los procesos. Los grupos tienen niñas y niños que hablan español o inglés y, en algunos casos, los dos idiomas. Algunos niños no tienen la vivencia histórica de su propia cultura de procedencia, pero es importante como los ascendientes o personas con quienes se relacionan contribuyen a este fortalecimiento: padres, madres, tíos, tías, abuelas, abuelos, vecinos, etc. Esto es importante porque no sólo conocen y fortalecen su propia cultura, sino también los vincula con otras personas, mejorando incluso las relaciones interfamiliares e intergeneracionales.
El aplicar los programas de inmersión le ha permitido a niñas y niños en mis grupos de clase, que no se cohíban para participar comentando o preguntando; comparten con sus compañeros y disfrutan el aprendizaje, porque no se les prohíbe expresarse en la lengua que conocen, por el contrario, se les ayuda a expresarse correctamente en su lengua materna, dado que no siempre han tenido la oportunidad de la lectura y reproducen la lengua que sus padres o abuelos hablan, lo cual no siempre es producto de un proceso de estudio formal. Por otro lado, aunque ellos no lo saben en este momento, se les está abriendo un mundo de muchas opciones para que aprendan nuevas cosas, lo cual contribuirá a mejorar su propia calidad de vida. Sin embargo, no se puede negar, que las niñas y los niños provienen de diferentes contextos territoriales, culturales, sociofamiliares, económicos, etc., lo cual no siempre favorece la posibilidad de fortalecer su lengua materna, no digamos sobre el manejo de contenidos disciplinarios básicos como en matemáticas, por ejemplo. De allí que es importante el establecimiento de relaciones de comunicación y coordinación con la familia, conocer particularidades para poder aprovechar los conocimientos previos y construir y reconstruir sobre ellos.
El aprendizaje de una segunda lengua es un proceso de toda la vida, nunca se deja de aprender, pero en las edades tempranas debe contribuirse a despertar el interés o la curiosidad sobre ello. Las niñas y los niños no podrán comprenderlo completamente, aunque se les mencione, pero el aprender una segunda lengua usando la materna como recurso les ofrece no solo seguridad en su formación, sino la posibilidad de crecer en muchas áreas de su persona; es decir, se promueve el empoderamiento personal.